Ganas de vomitar la vida entera
por una mala digestión del alma.
Pudiera yo, en un acto voluntario,
conscientemente voluntario y firme,
liberador, echar fuera de mí
aquello menos mío: la memoria.
Erré en las decisiones más sencillas.
Malogré las más bellas esperanzas.
Equivoqué la puerta a mi futuro.
Y ahora, hoy, mientras escribo esto
con no sé cuántos años, sólo soy,
sólo soy el destino que me han dado,
la consecuencia de algo que no hice,
una maleta con la ropa de otro.
Quiero sacar de mí lo que me duele,
vaciarme por dentro, vomitar,
Me anuda la garganta esta tristeza,
le causa arcadas físicas al alma.