Esta manera de actuar, de estar,
continuamente, repasando páginas,
removiendo cenizas, y quejándome.
Esta manera de vivir muriendo
sin llegar a la muerte por el fin
sino por el principio, recordando.
Esta manera inútil, silenciosa,
de examinar los hechos de mi vida,
y encontrarme ridículo por todo:
ridículo por cuando fui ridículo,
ridículo por cuando no lo fui
y tendría, tal vez, que haberlo sido.
Como quien mira una desgracia ajena
y se conmueve, miro hoy mi vida
y me conmuevo, asombrado y trágico.
Espectador con ganas de marcharse
al que amarraron a la silla, huésped
obligado a cenar su propio vómito.