Gira y gira sin sueño en la memoria.
A las afueras de tu pueblo, cerca
de los campos perdidos, una alberca
y un burro gris girando en una noria.
Condenado a esa rueda giratoria
con los ojos tapados y la terca
voluntad de avanzar, como una tuerca,
gira y gira sin fin ni escapatoria.
Era ya viejo cuando tú pequeño
de modo que ya debe de estar muerto,
a salvo de la vara de su dueño.
En cambio tú aquí sigues todavía
yendo y viniendo en sueños y despierto
cada noche a tu infancia. Y cada día